El presidente Joe Biden entregó un discurso altamente político y enérgico durante su tercer estado de la Unión
Buscando destacar sus logros, anticipar su agenda para un segundo mandato y contrarrestar dudas sobre su edad y estado físico en comparación con su rival republicano, Donald Trump. Biden se alejó del guión habitual de estos discursos, improvisando frases e interactuando con los republicanos presentes. Hubo momentos de disputa sobre impuestos, Seguridad Social e inmigración, que Biden incorporó para mostrar su disposición al diálogo y desmontar argumentos opuestos. En respuesta a una interrupción sobre un caso de inmigración, Biden tomó una posición firme, utilizando términos que contrastan con la retórica demócrata tradicional. Consciente de las dudas sobre su edad y capacidad, Biden abordó el tema directamente, destacando su vigor y presentando a Trump como un portador de ideas anticuadas y divisivas. En general, el discurso fue un intento de demostrar liderazgo enérgico y relevante en medio de la campaña presidencial.