Este gimnasio es construido por la EDUR con recursos del proyecto de Presupuesto Participativo.
La Virginia, 2 de febrero de 2025. En el municipio de La Virginia, Risaralda, donde las oportunidades suelen ser esquivas para muchos jóvenes, el boxeo ha emergido como un refugio, una segunda oportunidad y una vía para cambiar de vida.
Con la reciente inversión de $500 millones del gobernador Juan Diego Patiño Ochoa en un gimnasio de boxeo, la esperanza ha renacido para decenas de niños y jóvenes que, como Jordan Castaño y Julián García, han encontrado en este deporte un propósito y una disciplina que los aleja de las calles.
JORDAN CASTAÑO: GOLPES QUE FORJAN CARÁCTER
Cada día, a las 4:30 de la mañana, Jordan Castaño se levanta con un solo objetivo en mente: superarse. Su rutina es una prueba de resistencia y disciplina; sale a trotar, entrena con lo poco que tiene y luego se prepara para asistir a su colegio. Vive con su madre, su padrastro y su hermano, y aunque las condiciones no siempre han sido fáciles, su determinación es inquebrantable.
“Yo digo que la disciplina del boxeo es mucha, ayuda a alejarlo a uno de las malas cosas y hace crecer como persona”, afirmó con convicción. Sin un espacio adecuado, Jordan y sus compañeros entrenaban en la calle sin guantes, sin implementos, solo con el deseo de mejorar. Ahora, con el nuevo gimnasio, la historia está a punto de cambiar.
El sueño de Jordan es grande: llegar a representar a Colombia en unos Juegos Olímpicos y convertirse en uno de los mejores en su peso.
“Yo espero sacar a mi familia adelante y que puedan confiar en mi proceso”, dice con la mirada puesta en el futuro. Antes de encontrar el boxeo, su vida estaba marcada por amistades que lo llevaban por un camino incierto. Hoy, agradece al deporte por haberle dado una nueva dirección.
JULIÁN GARCÍA: DEL PELIGRO A LA GLORIA DEL RING
A sus 17 años, Julián García también conoce bien el significado del sacrificio. Es el mayor de su familia y vive en Bosques de Pindaná, en Caimalito. Su rutina es similar a la de Jordan: madruga a entrenar, estudia y en las tardes regresa al gimnasio para seguir puliendo su técnica.
Antes de conocer el boxeo, Julián estaba inmerso en un mundo riesgoso, practicando Gravity Bike, un deporte extremo donde los jóvenes se aferran a camiones en movimiento para subir colinas y luego descender a toda velocidad. “Era uno de esos niños de los Gravity. Nos pegábamos de un carro y bajábamos a toda velocidad. Pero entrar al boxeo fue la mejor decisión que tomé en mi vida”, confiesa.
Hoy, su historia es diferente. Viste con orgullo el uniforme de Risaralda, se prepara con disciplina y tiene la mirada fija en un solo objetivo: ser campeón. “Me dicen que cambié mucho, que siga con la mentalidad clara, con ganas de salir adelante”, comenta. Julián no solo quiere llegar a las grandes ligas del boxeo, sino también ser un ejemplo para los niños que vienen detrás de él.
EL IMPACTO DEL NUEVO GIMNASIO
Para Jordan, Julián y muchos otros jóvenes, el gimnasio de La Virginia representa mucho más que un espacio de entrenamiento. Es una oportunidad para transformar sus vidas y alejarse de los riesgos que enfrentaban en las calles. “Todos esperábamos esto. Es un sueño hecho realidad”, expresan con gratitud.
El boxeo les ha enseñado disciplina, esfuerzo y, sobre todo, que hay otro camino. Un camino donde los golpes no son de la vida, sino de superación.
Fotos: Prensa Gobernación de Risaralda