El futuro se cultiva: así renace el agro en Risaralda bajo el liderazgo de un gobernador zootecnista

En su despacho, entre papeles y tazas de café especial, el gobernador Juan Diego Patiño Ochoa nos cuenta cómo va trazando el nuevo rostro del campo risaraldense.

Pereira, 3 de junio de 2025.

Son las 7:30 de la mañana y el aroma a café recién molido invade el despacho del gobernador de Risaralda, Juan Diego Patiño. Pero no es cualquier café. Es uno de esos granos especiales, cultivado por manos campesinas en las montañas del departamento, seleccionado y tostado con precisión. “Es un Geisha suave, floral, que ya están exportando”, dice mientras lo sirve con cuidado en una prensa francesa.

Así comienza su jornada: con el símbolo mismo del amor por el agro que está impulsando. Un campo moderno, rentable, digno, donde el café no es solo una tradición, sino una oportunidad para transformar todo.

“Hoy podemos decir que Risaralda tiene una caficultura especial. No solo por su calidad, sino por la forma como la estamos posicionando: con trazabilidad, valor agregado y conexión directa con mercados diferenciados. Ese es el futuro del campo”, asegura mientras toma el primer sorbo.

DE LA OFICINA AL CAMPO

Desde el inicio de su mandato, Patiño lo tuvo claro: para transformar el agro, había que sacarlo del papel y llevarlo al terreno. Por eso, una de las primeras decisiones fue descentralizar la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, trasladándola de la oficina al campo.

“No nos podíamos quedar en los escritorios. Por eso hoy podemos decir con orgullo que hemos atendido directamente a más de 120 asociaciones agropecuarias, escuchando sus necesidades, resolviendo problemas y entregando soluciones reales”, explica.

Esta cercanía permitió atender y beneficiar a asociaciones campesinas en todos los municipios, con herramientas, insumos, maquinaria y capacitación, impulsando cadenas productivas como el café, el plátano, el cacao, la caña panelera y la porcicultura.

Una de las transformaciones más visibles ha sido la implementación de tecnología en el campo. El ejemplo más claro: el cambio de fumigadoras manuales por motorizadas, que ha permitido ahorrar tiempo, reducir esfuerzo físico y aumentar la eficiencia en los cultivos.

“Estamos entregando cientos de fumigadoras a motor. Esto no es solo una mejora técnica. Es calidad de vida para el campesino. Es dignidad. Es productividad. Es una apuesta por una agricultura 4.0 que nos garantiza mejores productos, mejor pago y, sobre todo, la posibilidad de que los jóvenes quieran quedarse en el campo”, afirma.

La apuesta por la tecnificación del agro también ha sido clave para fomentar el empalme generacional. Los hijos de campesinos ya no ven el campo como un lugar de abandono, sino como un espacio de oportunidades y futuro.

CAFÉ ESPECIAL: AROMA DE ORGULLO Y PROGRESO

El gobernador habla del café con una mezcla de conocimiento técnico y emoción genuina. Sabe de variedades, procesos de beneficio, puntajes de taza y mercados internacionales. No en vano, 16 asociaciones en los 14 municipios del departamento están siendo fortalecidas para posicionar a Risaralda como potencia en cafés especiales.

“El café es identidad, pero también es economía. Estamos apoyando a nuestros productores para que pasen del grano corriente al café especial, con certificaciones, marcas propias y exportaciones directas. Ya hay fincas en Apía, Belén, Santuario y Quinchía que están vendiendo su café a Japón, Europa y Estados Unidos”, destaca.

El acompañamiento incluye asistencia técnica, fortalecimiento de infraestructura, procesos de catación, formación en barismo y estrategias de mercadeo. Risaralda ya no solo cosecha café. Lo transforma. Lo narra. Lo exporta con orgullo.

DIVERSIFICACIÓN: CACAO, CAÑA Y PORCICULTURA

El café no está solo. Vienen en camino proyectos ambiciosos. Uno de ellos es una iniciativa de cacao, que está siendo tramitada por la Secretaría de Desarrollo Agropecuario ante el OCAD Regional de Regalías por un valor cercano a 10 mil millones de pesos.

“El cacao de Risaralda tiene un potencial enorme. Queremos mejorarlo desde la genética hasta la comercialización. Estamos proyectando una cadena de valor robusta, con impacto en cientos de familias campesinas”, sostiene.

También está en marcha el proyecto La Marranita, una planta de porcicultura tecnificada en Marsella, lista para su inauguración, y se han entregado techos para trapiches paneleros, beneficiando directamente a decenas de productores de caña que ahora pueden mejorar la calidad de su panela artesanal.

El gobernador no se despide sin dejar un anuncio claro: una inversión histórica en maquinaria para vías terciarias.

“Si todo marcha bien con la Asamblea, en el segundo semestre vamos a invertir 22 mil millones de pesos en combos de maquinaria para atender las vías rurales. Porque no sirve de nada producir si no podemos sacar la carga en buenas condiciones”, asegura.

Esta intervención impactará de manera directa la movilidad rural, el acceso a mercados y la conexión entre veredas y cabeceras municipales.

CIERRE CON VISIÓN: SEMBRAR PRESENTE, COSECHAR FUTURO

Mientras termina su taza, el gobernador repasa mentalmente el mapa agrícola del departamento. Lo conoce palmo a palmo. Sabe qué se siembra en Pueblo Rico, cuánto produce Balboa, dónde están los mejores cafés o cómo se diversifica la economía en cada uno de los municipios del departamento.

“El campo no puede esperar. Por eso estamos sembrando futuro desde ya. Un agro con tecnología, con inversión, con equidad. Ese es el camino que estamos construyendo en Risaralda”, concluye.

Y con ese último sorbo de café, vuelve al escritorio. El aroma queda en el aire. Pero más fuerte aún queda la sensación de que en Risaralda el agro ya no es solo un pasado glorioso, sino un presente dinámico y un futuro imparable.



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