
Gobiernos, empresas y donantes internacionales deberían implicarse mucho más en su apoyo a los jóvenes para impulsar iniciativas locales contra los efectos destructores del cambio climático, porque, con formación y recursos, ellos constituyen una “fuerza poderosa” capaz de grandes transformaciones.
Así lo manifiesta el director ejecutivo del programa ‘Reach Out to All’ de la Fundación qatarí ‘Education Above All’, Abdulla Al-Abdulla, quien en una tribuna enviada a EFE relata experiencias exitosas de su programa, en Vietnam y Kenia, que han tenido a los jóvenes como protagonistas.
“Instamos a los gobiernos a integrar las habilidades ecológicas y la acción comunitaria en todos los niveles educativos, desde las escuelas rurales hasta los centros de formación informal”, afirma Al-Abdulla en su artículo.
Igualmente, añade, “instamos a los socios del sector privado a invertir en la innovación local liderada por jóvenes, no solo a gran escala, sino también a nivel local, comunitario y agrícola. E instamos a los donantes internacionales a financiar iniciativas que funcionen, especialmente iniciativas que involucren a mujeres jóvenes y grupos marginados y apoyen su liderazgo en contextos locales”.
El verdadero liderazgo climático, advierte este responsable, “no solo surge en salas de conferencias o paneles de alto nivel. Crece en manglares, campos de refugiados, zonas áridas, azoteas y huertos escolares”.
“Se manifiesta -concluye- en jóvenes que organizan campañas comunitarias de plantación de árboles, pilotan sistemas de energía limpia, lanzan iniciativas locales de compostaje y comparten conocimientos ecológicos con sus compañeros. Aquí es donde los ODS se hacen realidad”.
*A continuación se reproduce la traducción íntegra del texto remitido*
TRIBUNA
Cómo los jóvenes pueden impulsar la acción climática global
Por Abdulla Al-Abdulla
«El planeta está bajo presión. Desde olas de calor récord en Europa hasta el aumento del nivel del mar en el Sudeste Asiático y las sequías que azotan el Cuerno de África, los impactos del clima ya no son advertencias lejanas. Son realidades cotidianas. Pero en medio de estas conmociones globales, una fuerza poderosa trabaja para transformar nuestro futuro. Los jóvenes de hoy están actuando donde más importa: a nivel local.
Este mes celebramos el Día Internacional de la Juventud de las Naciones Unidas (12 de agosto), cuyo tema fue «Acciones locales de la juventud para los ODS y más allá». Pero al celebrar este día, debemos preguntarnos: ¿Estamos haciendo lo suficiente para nutrir este impulso? ¿Estamos involucrando realmente a los jóvenes, especialmente a las jóvenes y las niñas, y creando oportunidades para que lideren las soluciones climáticas en sus comunidades? Porque cuando los jóvenes cuentan con las habilidades adecuadas y se les confía la capacidad para actuar, la acción local se convierte en una transformación global.
Los jóvenes de entre 15 y 24 años representan más de 1.200 millones de personas en el mundo hoy en día. Son los principales actores en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Sin embargo, en muchos lugares, siguen careciendo de recursos, siendo infravalorados y desconectados de las instancias de toma de decisiones que afectan a su futuro. No se trata solo de empoderar a los jóvenes. Se trata de involucrarlos directamente y crear oportunidades reales donde viven y lideran.
Para millones de jóvenes, las necesidades más urgentes no son abstractas. Son profundamente locales: restaurar ecosistemas degradados, adaptar las explotaciones agrícolas al estrés climático, acceder a agua potable y construir medios de vida sostenibles. Por eso, las habilidades verdes son esenciales. Se trata de conocimientos y habilidades prácticas que permiten a los jóvenes cuidar su entorno y, al mismo tiempo, fortalecer la resiliencia y las economías locales.
He presenciado estas transformaciones de primera mano. En la provincia vietnamita de Quảng Ninh, jóvenes agricultores capacitados a través de nuestra iniciativa de educación climática no solo plantaron manglares para combatir el aumento del nivel del mar. Recuperaron una bahía abandonada y la convirtieron en una próspera granja camaronera. Estos jóvenes ahora no solo producen alimentos, sino que también extraen metano de los desechos camaroneros para generar biogás limpio para las comunidades circundantes. Una acción regenerativa liderada por jóvenes generó seguridad alimentaria, energía limpia y adaptación climática, basada íntegramente en la iniciativa local.
En el campo de refugiados de Kakuma, Kenia, presenciamos el desarrollo de otra impactante historia juvenil. Jóvenes, muchos de ellos niñas y niños desplazados, están tomando la iniciativa y participando en actividades como la apicultura, la producción de cocinas limpias, la fabricación de briquetas a partir de residuos agrícolas, la mejora de la seguridad alimentaria, la reducción de emisiones y la generación de ingresos. Estos esfuerzos son locales, comunitarios y profundamente transformadores. Estos no son ejemplos aislados. Son evidencia de lo que sucede cuando los jóvenes se involucran como socios en el desarrollo, no como receptores de programas. Son modelos locales para un impacto global.
Pero a pesar de esta promesa, todavía nos quedamos cortos. Según el Informe sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para 2024 estamos muy desviados del camino. A menudo se dice que los jóvenes son los líderes del mañana, pero lo cierto es que lideran hoy, especialmente desde la base. El problema es que, con demasiada frecuencia, lo hacen con herramientas limitadas y aún menos recursos.
La Organización Internacional del Trabajo estima que se crearán hasta 100 millones de empleos verdes para 2030. Sin embargo, millones de jóvenes, especialmente en países vulnerables al cambio climático, siguen excluidos de la formación, la mentoría y las plataformas que podrían acercar estos empleos. Esta es una oportunidad perdida que ya no podemos permitirnos.
Instamos a los gobiernos a integrar las habilidades ecológicas y la acción comunitaria en todos los niveles educativos, desde las escuelas rurales hasta los centros de formación informal. Instamos a los socios del sector privado a invertir en la innovación local liderada por jóvenes, no solo a gran escala, sino también a nivel local, comunitario y agrícola. E instamos a los donantes internacionales a financiar iniciativas que funcionen, especialmente iniciativas que involucren a mujeres jóvenes y grupos marginados y apoyen su liderazgo en contextos locales.
No se trata de empoderamiento desde arriba. Se trata de participación desde dentro. Se trata de crear espacios y sistemas de apoyo donde los jóvenes puedan actuar sobre los temas que más importan a sus comunidades.
El verdadero liderazgo climático no solo surge en salas de conferencias o paneles de alto nivel. Crece en manglares, campos de refugiados, zonas áridas, azoteas y huertos escolares. Se manifiesta en jóvenes que organizan campañas comunitarias de plantación de árboles, pilotan sistemas de energía limpia, lanzan iniciativas locales de compostaje y comparten conocimientos ecológicos con sus compañeros. Aquí es donde los ODS se hacen realidad.
Es hora de renovar nuestro compromiso con lo que realmente importa: invertir en acciones comunitarias lideradas por jóvenes, involucrarlos como socios de pleno derecho y crear oportunidades para que prosperen donde se encuentran. Los jóvenes no esperan permiso. Ya están liderando. Es hora de que el mundo se ponga al día.»
Agencia: EFE