
En esta V reunión de la OTCA, las autoridades indígenas de la Amazonía y de la sociedad civil, reunida desde el 18 de agosto en Bogotá en el marco de la cumbre de países amazónicos, presentaron a los presidentes OTCA los resultados de esos diálogos amazónicos y las propuestas para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2025, COP30, que se celebrará en la ciudad de Belém, en el estado de Pará, Brasil, del 10 al 21 de noviembre próximo.
En la Plaza de Armas de la Casa de Nariño, el gran encuentro por la Amazonía contó con la participación del presidente de Bolivia, Luis Alberto Arce Catacora y la vicepresidenta de Ecuador, María José Pinto, así como cancilleres, embajadores y funcionarios de las delegaciones de Brasil, las repúblicas de Surinam, Perú, Ecuador, Guyana, Venezuela y del Estado Plurinacional de Bolivia.
La COP 30, la COP de la verdad
Lula Da Silva les pidió a los presidentes, ministros, pueblos indígenas, pueblos afrodescendientes y expertos la necesidad de calibrar lo que se quiere en la COP30: “por un lado, tenemos a las personas que quieren hacer, pero que no tienen dinero, y por otro, a las personas que no quieren hacer, pero que tienen dinero».
De manera crítica, el presidente Da Silva dijo que en todas las cumbres terminan en que unos piden y otros niegan.
“Se toman muchas decisiones que después no se ponen en práctica. Pocos países trabajan para poner en práctica las decisiones. Otros no les dan importancia y otros, cuando se termina la COP, niegan la suscripción del acuerdo».
Esta COP debe ser considerada la COP de la verdad, dijo el mandatario de Brasil y pidió estar preparados para que la COP30 sea la más seria realizada de todas las COP, “en la que cada uno diga si efectivamente cree en lo que está pasando en el planeta, por lo tanto, es importante aclarar cómo vamos a portarnos en esta COP».
En la región amazónica de nuestros países viven 50 millones de personas. El mundo debe aprender “la lección de que debajo de cada árbol hay un extractivista, un pescador, un pequeño trabajador rural, un indígena y que esa gente tiene que sobrevivir, enfatizó.
El presidente Da Silva expresó en su intervención en la Plaza de Armas que, “quienes piensan que hay que mantener el bosque en pie tienen que saber que tienen que ayudarnos a pagar para mantener el bosque en pie».
Habrá quienes participen discursando y quienes participen negociando, dijo.
“Vamos a negociar con una parte que está totalmente de acuerdo, otra parte que está parcialmente de acuerdo y otra parte que no está de acuerdo. Principalmente en lo que se refiere a dinero. Siempre que intentan convencerme de que hay dinero para resolver este problema, me pregunto quién va a poner el dinero».
Eso es lo que nos interesa de la COP 30, que sea la COP de la verdad, subrayó.
“¿Quiénes van a ocuparse de qué? Porque de lo contrario, mejor hagamos otra cosa que gastar un dinero para realizar una COP cuyo resultado después sea prácticamente cero. Sería más fácil realizar la COP en un país rico. Sin embargo, lo estamos haciendo en la Amazonía en situaciones que no se comparan con París o Dubái. No es en un lugar sofisticado como esos, sino en la Amazonía».
Con la COP30 en la ciudad de Belém, en el estado de Pará, lo que se quiere, destacó el presidente Da Silva es “que la gente vea cuál es la real situación de la selva, de nuestros ríos y de los pueblos que allí viven. Es importante que sepamos que tenemos una tarea inmensa en lo que se refiere al tema climático. Pero yo les aseguro que mientras yo sea presidente de mi país, haré mi parte.
Estamos hartos de promesas
El presidente Da Silva fue enfático al expresar que los países de la Amazonía demandan compromisos efectivos en defensa del bioma amazónico.
“Ya estamos hartos de promesas. Lo importante es que cada uno de nosotros haga su parte. Brasil ha presentado ya sus NDC (Contribución Determinada a Nivel Nacional) y lo hemos hecho con la expectativa de que todos los países que vayan los hayan presentado».
Es la primera prueba de que la gente va a tratar con seriedad la temática climática, es decir, el compromiso asumido para 2035, señaló.
“Si cada país hace lo que le toca, es posible que lleguemos allá; o si simplemente creemos que los países ricos van a llegar a la Amazonía y sentir lástima de nosotros y nos darán dinero para que cuidemos a los indígenas, a los afrodescendientes, a los campesinos, etc».
El mandatario Luiz Inácio Lula da Silva recordó que el Brasil fue testigo de la histórica estructuración del mecanismo amazónico de pueblos indígenas, que va a incluir a quienes han sido excluidos durante más de cinco siglos. “Espero que pronto podamos contar con la OTCA social que garantice un contacto permanente entre la sociedad civil y las instancias de decisión de la organización. Una OTCA fuerte depende de medios institucionales y financieros adecuados».
En Brasil, la Amazonía ha vuelto a ocupar el centro de las acciones gubernamentales.