
Con tan solo doce años demuestra que no hay edad para emprender, construyendo su futuro con esfuerzo y creatividad. Gracias al apoyo de la Gobernación de Risaralda, ha recibido recursos y acompañamiento para fortalecer su emprendimiento de jabones. Su historia inspira a seguir soñando y luchando, sin importar los obstáculos ni la edad.
Pereira, 9 de octubre de 2025.
En uno de los barrios risaraldenses donde las familias trabajan sin descanso, cuando la noche cae y el silencio envuelve las calles, una niña prepara su propio futuro.
Gabriela Hernández tiene solo doce años, pero ya habla como quien entiende que los sueños no se esperan, sino que se construyen y se mezclan. Entre aceites, colores y moldes, da forma a los productos de su emprendimiento ¨Jabones Aseito¨, un nombre que suena a ternura, infancia y esfuerzo.
Todo empezó cuando acompañaba a su mamá a vender arroz con leche y empanadas. Un día, entre el bullicio de las ventas, Gabriela le dijo: “Mami, yo quiero tener mi propio emprendimiento”.
Para muchos, esa frase podría parecer un sumple juego infantil, pero fue el inicio de una historia maravillosa. María Teresa, su mamá, pensó que sería algo pasajero. Pero Gabriela insistió, buscó ideas, soñó en grande y eligió el camino de los jabones. Desde entonces, la cocina de su casa se transformó en un pequeño taller de esperanza.

“Tenemos que hacerlos a esa hora” cuenta Gabriela, “porque la cocina ya está limpia, todos duermen, y así podemos trabajar mejor”.
Hoy, a su corta edad, Gabriela ha participado en 75 ferias y en dos congresos de la Fundación Mundo Mujer. Sus jabones se han convertido en embajadores de una historia que combina disciplina, creatividad y amor. “Yo quiero tener una empresa grande, con trabajadores y fábricas, que mis jabones lleguen a todo el mundo”, afirma con una convicción que conmueve y enseña a hasta los mayores.
Pero detrás de esa sonrisa hay una historia aún más poderosa: Gabriela nació cuando su madre tenía 40 años. “Fue un parto difícil” recuerda María Teresa, “por poco y perdemos la vida las dos”. Desde ese momento, Gabriela, la pequeña que emprendió con tan solo nueve años, ha enfrentado múltiples cirugías y desafíos de salud, pero ninguno ha sido más fuerte que su deseo de salir adelante.
“Yo he sido una mujer trabajadora”, dice su mamá, “vendí empanadas, arroz con leche, y ella siempre estuvo a mi lado”. “Verla ahora con su emprendimiento me llena de orgullo. Es una niña que no se rinde, aunque a veces quiera tirar la toalla”.
Y así es. Cuando Gabriela siente que las cosas no salen bien, su mamá le recuerda que los sueños se defienden, incluso en los días difíciles. Juntas forman un equipo imparable. Mientras María Teresa la acompaña a cada feria, Gabriela sueña con el futuro… Nuevas líneas de productos, una empresa familiar, y un mundo que reconozca su marca como símbolo de esfuerzo y amor.

El proceso de Gabriela no ha sido solitario. Desde la Gobernación de Risaralda, a través de la Secretaría de Mujer, Familia y Desarrollo Social, ha recibido apoyo para fortalecer su emprendimiento. Gracias a la gestión del programa Mujeres como Tú, fue beneficiaria de maquinaria, acompañamiento en ferias, formación y espacios para visibilizar su talento.
Ese respaldo institucional se convirtió en un impulso decisivo, abriéndole puertas que hoy le permiten crecer con la seguridad de saber que no está sola, que su esfuerzo es valorado y que su historia inspira a todo un departamento.
Desde la administración del gobernador Juan Diego Patiño Ochoa, se impulsa y apoya a las mujeres y jóvenes emprendedoras que, como Gabriela, transforman sus realidades con trabajo y esperanza. Porque en cada historia como la suya hay una semilla de cambio, una demostración de que los sueños también se fabrican -como los jabones- con paciencia, ternura y con un corazón dispuesto a limpiar los obstaculos de la vida.
Fotos: Prensa Gobernación de Risaralda















