Cómo deben enfocar las empresas sus inversiones responsables para hacerlas sostenibles y eficientes
Guillermo Badía, Universidad de Deusto y Fernando Gómez-Bezares, Universidad de Deusto
La idea de sostenibilidad se está imponiendo en la sociedad por convencimiento y también por necesidad. En nuestro campo de estudio esto se traduce en que tenemos que promocionar las empresas sostenibles.
Y surge una pregunta obligada: ¿tienen las empresas sostenibles lógica económica? Dicho de manera más directa ¿son más rentables que el resto?
Por último, aparece aquí el concepto de materialidad financiera, ¿cómo debemos entender aquí la materialidad?, ¿deberán orientarse las inversiones responsables por su materialidad?
Sostenibilidad y rentabilidad
El concepto de sostenibilidad se ha ido desarrollando en los últimos cuarenta años, y hoy podemos resumirlo en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los famosos ODS.
Una empresa es sostenible cuando consigue su sostenibilidad financiera, social y medioambiental. Conceptos muy relacionados a esto son los de responsabilidad social corporativa (RSC) o los criterios ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo (ASG o ESG, en inglés). Una empresa sostenible:
- Mantendrá sus equilibrios financieros.
- Cuidará del bienestar de sus trabajadores, clientes o proveedores.
- Se preocupará de la conservación del medioambiente y de los recursos naturales.
Si una empresa crece con un excesivo endeudamiento no será sostenible a largo plazo. Tampoco lo será si maltrata a sus trabajadores o clientes, pues unos y otros acabarán marchándose. Con una empresa que contamine más de lo permitido o que dilapide los recursos naturales ocurrirá algo similar: será criticada por la sociedad, que acabará dándole la espalda.
Por el contrario, una empresa sólida financieramente, que respete los derechos laborales y se comprometa con la preservación del medioambiente conseguirá trabajadores más satisfechos y productivos, clientes y proveedores más fieles y una sociedad dispuesta a apoyarle en situaciones complicadas. Será, probablemente, una empresa más rentable y menos arriesgada a largo plazo.
Para que este modelo funcione bien resulta fundamental la transparencia. Si las empresas son transparentes todos sabremos cuál es su conducta y sus resultados, y actuaremos en consecuencia. Desde hace muchos años, gracias a la información financiera, podemos saber muchos datos sobre las empresas en las que invertimos, en las que trabajamos o a las que compramos.
De este modo la reputación empresarial se va construyendo sobre bases más sólidas y fiables: el objetivo es que tengan mejor reputación las empresas más sostenibles y responsables. Y que, gracias a esa mejor reputación, logren mejores resultados a largo plazo.
La materialidad financiera
Nos hemos preguntado si cuando hablamos de inversiones sostenibles y responsables no deberíamos distinguir entre aquellas que son materiales y las que no lo son. En el ámbito financiero se entiende el término material como importante o significativo, por una de sus definiciones en inglés.
Así, las inversiones responsables y materiales serían las que apoyan la sostenibilidad empresarial y crean valor para la empresa a largo plazo. En cambio, hay inversiones responsables e inmateriales que no crean valor a largo plazo o incluso lo destruyen.
Una empresa de automóviles que investiga en motores no contaminantes está desarrollando una actividad socialmente responsable y material para sus futuros resultados financieros. Lo mismo le sucede a un banco que estudia la sostenibilidad de las inversiones de sus clientes antes de darles un crédito. Pero, si hablamos de una empresa muy contaminante que dedica sus esfuerzos a promocionar movimientos artísticos en vez de invertir en disminuir sus efectos contaminantes, estaríamos ante una inversión inmaterial.
En nuestra investigación hemos analizado cómo son los resultados financieros a largo plazo de las empresas socialmente responsables en Europa y Estados Unidos. Las empresas que son socialmente responsables en los temas materiales superan en rendimiento financiero a las que no lo son (más claramente en Europa que en EE UU), mientras que esto es menos evidente si no distinguimos entre inversiones materiales e inmateriales.
A modo de conclusión
El que las empresas socialmente responsables, las empresas sostenibles, tengan como media mejores resultados financieros a largo plazo es lógico (van a conseguir una mayor aceptación de la sociedad y de todos los que con ellas se relacionan). Para que esto suceda debe haber transparencia y rigor, de tal manera que todos tengamos la información adecuada para estar motivados como trabajadores o ser fieles como clientes.
Pero probablemente debemos dar un paso más: estas empresas deben cuidar especialmente aquello que es financieramente más relevante, aquello que es material para su negocio. Para que un modelo económico basado en empresas responsables tenga éxito, las empresas sostenibles deben conseguir una relación rentabilidad/riesgo atractiva para los inversores, que nos indique, además, que están siendo eficientes en la asignación de los recursos.
Guillermo Badía, Profesor de Finanzas, Universidad de Deusto y Fernando Gómez-Bezares, Profesor de Finanzas, Universidad de Deusto
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
La idea de sostenibilidad se está imponiendo en la sociedad por convencimiento y también por necesidad. En nuestro campo de estudio esto se traduce en que tenemos que promocionar las empresas sostenibles.
Y surge una pregunta obligada: ¿tienen las empresas sostenibles lógica económica? Dicho de manera más directa ¿son más rentables que el resto?
Por último, aparece aquí el concepto de materialidad financiera, ¿cómo debemos entender aquí la materialidad?, ¿deberán orientarse las inversiones responsables por su materialidad?
Sostenibilidad y rentabilidad
El concepto de sostenibilidad se ha ido desarrollando en los últimos cuarenta años, y hoy podemos resumirlo en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los famosos ODS.
Una empresa es sostenible cuando consigue su sostenibilidad financiera, social y medioambiental. Conceptos muy relacionados a esto son los de responsabilidad social corporativa (RSC) o los criterios ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo (ASG o ESG, en inglés). Una empresa sostenible:
- Mantendrá sus equilibrios financieros.
- Cuidará del bienestar de sus trabajadores, clientes o proveedores.
- Se preocupará de la conservación del medioambiente y de los recursos naturales.
Si una empresa crece con un excesivo endeudamiento no será sostenible a largo plazo. Tampoco lo será si maltrata a sus trabajadores o clientes, pues unos y otros acabarán marchándose. Con una empresa que contamine más de lo permitido o que dilapide los recursos naturales ocurrirá algo similar: será criticada por la sociedad, que acabará dándole la espalda.
Por el contrario, una empresa sólida financieramente, que respete los derechos laborales y se comprometa con la preservación del medioambiente conseguirá trabajadores más satisfechos y productivos, clientes y proveedores más fieles y una sociedad dispuesta a apoyarle en situaciones complicadas. Será, probablemente, una empresa más rentable y menos arriesgada a largo plazo.
Para que este modelo funcione bien resulta fundamental la transparencia. Si las empresas son transparentes todos sabremos cuál es su conducta y sus resultados, y actuaremos en consecuencia. Desde hace muchos años, gracias a la información financiera, podemos saber muchos datos sobre las empresas en las que invertimos, en las que trabajamos o a las que compramos.
De este modo la reputación empresarial se va construyendo sobre bases más sólidas y fiables: el objetivo es que tengan mejor reputación las empresas más sostenibles y responsables. Y que, gracias a esa mejor reputación, logren mejores resultados a largo plazo.
La materialidad financiera
Nos hemos preguntado si cuando hablamos de inversiones sostenibles y responsables no deberíamos distinguir entre aquellas que son materiales y las que no lo son. En el ámbito financiero se entiende el término material como importante o significativo, por una de sus definiciones en inglés.
Así, las inversiones responsables y materiales serían las que apoyan la sostenibilidad empresarial y crean valor para la empresa a largo plazo. En cambio, hay inversiones responsables e inmateriales que no crean valor a largo plazo o incluso lo destruyen.
Una empresa de automóviles que investiga en motores no contaminantes está desarrollando una actividad socialmente responsable y material para sus futuros resultados financieros. Lo mismo le sucede a un banco que estudia la sostenibilidad de las inversiones de sus clientes antes de darles un crédito. Pero, si hablamos de una empresa muy contaminante que dedica sus esfuerzos a promocionar movimientos artísticos en vez de invertir en disminuir sus efectos contaminantes, estaríamos ante una inversión inmaterial.
En nuestra investigación hemos analizado cómo son los resultados financieros a largo plazo de las empresas socialmente responsables en Europa y Estados Unidos. Las empresas que son socialmente responsables en los temas materiales superan en rendimiento financiero a las que no lo son (más claramente en Europa que en EE UU), mientras que esto es menos evidente si no distinguimos entre inversiones materiales e inmateriales.
A modo de conclusión
El que las empresas socialmente responsables, las empresas sostenibles, tengan como media mejores resultados financieros a largo plazo es lógico (van a conseguir una mayor aceptación de la sociedad y de todos los que con ellas se relacionan). Para que esto suceda debe haber transparencia y rigor, de tal manera que todos tengamos la información adecuada para estar motivados como trabajadores o ser fieles como clientes.
Pero probablemente debemos dar un paso más: estas empresas deben cuidar especialmente aquello que es financieramente más relevante, aquello que es material para su negocio. Para que un modelo económico basado en empresas responsables tenga éxito, las empresas sostenibles deben conseguir una relación rentabilidad/riesgo atractiva para los inversores, que nos indique, además, que están siendo eficientes en la asignación de los recursos.
Guillermo Badía, Profesor de Finanzas, Universidad de Deusto y Fernando Gómez-Bezares, Profesor de Finanzas, Universidad de Deusto
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
Foto de Kindel Media: https://www.pexels.com/es-es/foto/hombre-gente-oficina-trabajando-7651743/