“El contacto y elemento humano de la diplomacia persistirán ante los avances tecnológicos y cambios venideros”: director del British College of Diplomacy

La Academia Diplomática Augusto Ramírez Ocampo realizó el conversatorio “El papel de la diplomacia en un mundo geoestratégico y multipolar”, como parte de los espacios académicos que ofrece para fortalecer las capacidades, el conocimiento y el crecimiento profesional de los funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores. Estos encuentros promueven el intercambio de experiencias con expertos internacionales y contribuyen a la formación integral de los futuros diplomáticos del país.

El francobritánico Olivier Evans, actual director del British College of Diplomacy del Reino Unido, participó en un conversatorio con los estudiantes de la Academia Diplomática Augusto Ramírez Ocampo sobre el rol de la diplomacia, y cómo esta puede adaptarse y afirmarse en un panorama geoestratégico en rápida evolución.

Evans cuenta con casi 25 años de experiencia en el Ministerio de Asuntos Exteriores, Mancomunidad y Desarrollo del Reino Unido. Su trayectoria incluye experiencia en instituciones europeas como el gabinete del expresidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, y en las embajadas británicas en Bruselas y París. Fuera del ámbito gubernamental, ha trabajado como Jefe de Asuntos Internacionales en la aseguradora Aviva y como Director de Asuntos Externos en Drax, liderando iniciativas sobre cambio climático, biomasa y captura de carbono.

Durante su intervención inicial, una de sus principales tesis fue que, a pesar de la incertidumbre que producen los rápidos avances tecnológicos y un entorno geopolítico encaminado hacia la multipolaridad, el elemento humano de la diplomacia, entendido como la interacción presencial, real y directa en espacios multilaterales, seguirá siendo un elemento clave. 

“La realidad es que hablamos mucho de los cambios que existen con la IA, pero somos humanos y, como diplomáticos, tenemos que aprender cómo interactuar entre los países y las personas. Para mí, la diplomacia, al igual que en la vida y en general, hay dos cosas muy importantes: el sentido común, porque sin este no podemos hacer mucho; y los vínculos interpersonales: cómo los humanos se comportan con otros humanos, cómo se escuchan y ven”, afirmó.

Las características de un buen diplomático

Desde su amplia experiencia en el sector, Evans compartió varias consideraciones sobre las que considera características esenciales de un buen diplomático, entre las que se destacan:

•    Ser optimistas: “La vida del diplomático está llena de altibajos y cambios, como una montaña rusa, en especial si cada cuatro años cambiamos de país, de vida y de vínculos familiares y personales. Entonces, no vale la pena dedicarse a esto sin esta postura optimista de la vida”.
•    La paciencia: “¿Cómo llegamos al destino? No podemos llegar directamente. A veces progresamos, a veces retrocedemos, pero tenemos saber que, con paciencia, sí se puede, pero toma tiempo”.
•    Ser pragmático: “Hay muchas maneras diferentes de llegar al destino y vengo a la cuestión de la diversidad y del compromiso de cómo encontrar soluciones diferentes. Porque si pensamos que hay únicamente una manera de llegar al destino, regresamos a la vida negra y blanca, sin buscar soluciones pragmáticas, lo cual es muy importante como diplomático”.
•    Distanciarse de la diplomacia para obtener perspectivas nuevas: “Las competencias diplomáticas existen fuera del entorno diplomático. Podemos ser diplomáticos como periodistas, en una empresa, en una ONG, en la vida personal… en cualquier sendero de la vida que queramos tomar. Estoy intentando, como parte del Colegio Diplomático, sacar a la gente entre 2 a 3 años fuera de la diplomacia, y hacerlos regresar luego, con nuevas perspectivas”.
•    Idiomas: “Los británicos no aprenden idiomas, piensan que porque hablamos inglés no tenemos que aprender otros y, en realidad, no es nuestro inglés el que la gente aprende afuera.  Aprender idiomas no es algo transaccional, es invertir en el conocimiento de una cultura, entender el subtexto invisible, los lentes de Google no harán eso por ti”.

Las diferencias de la Carrera Diplomática entre el Reino Unido y Colombia

Uno de los momentos más interesantes del conversatorio fue cuando se inquirió sobre las principales diferencias entre las carreras diplomáticas de ambos países.

“Tenemos un sistema educativo bastante liberal, o sea, no tenemos notas mínimas necesarias para entrar en la diplomacia. Tampoco tenemos un Colegio así, como el de ustedes, donde vas a estudiar un año para conocer lo que tienes que hacer en el futuro como diplomático”, explicó Alexandra Knapton, Jefe de Misión adjunta de la embajada británica, que acompañaba a Evans.
Por su parte, Evans matizó la explicación de Knapton y compartió otras consideraciones interesantes:

•    “La gran mayoría de los embajadores son de carrera diplomática, solo en algunos casos tenemos nombramientos políticos del Primer Ministro para las embajadas en algunos países, como EE. UU., Suráfrica, Cuba, todo depende, pero es más la excepción”.
•    Somos abiertos a funcionarios no diplomáticos para trabajar en las embajadas y también la mayoría de nuestros empleados en las embajadas son locales del Estado receptor. 
•    “Tenemos un sistema [de formación] diferente al de ustedes y al francés de una formación de un año, un modelo del denominado 70-20-10: 70% del aprendizaje en experiencia práctica, de 2 a 3 años, antes de la primera alternancia, con un apoyo técnico, sabiendo que en realidad no pueden saber todo desde el inicio”.
•    “En el Concurso [de Carrera Diplomática del Reino Unido], el año pasado hubo 30 candidatos aceptados entre 30,000 candidatos, entonces fue casi un puesto por cada mil participantes”.
•    “Hay pruebas de inglés, matemáticas, lógica, talleres de negociación y pruebas psicológicas para elegir a la gente, con una experiencia y una diversidad interdisciplinar”.

La Academia Diplomática enfatiza en la importancia de este tipo de eventos, que enriquecen la formación diplomática y fomentan el diálogo sobre los retos y transformaciones globales. Estos espacios fortalecen la comprensión intercultural, el análisis estratégico y el compromiso de los funcionarios con una diplomacia moderna, humana y efectiva.



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