Fortalezas y debilidades del sector minero peruano

Mina de cobre a cielo abierto en Perú. Jose Luis Stephens / Shutterstock

Las empresas extranjeras son las responsables de la mayor parte de la producción minera peruana debido a que el Estado no cuenta con la capacidad técnica y financiera necesarias para desarrollar la minería por sí mismo.

Este modelo de gestión ha tenido, sin duda, algunos éxitos. Como el aumento de la producción y la generación de ingresos para las arcas públicas. Sin embargo, también ha tenido algunos problemas, como la pérdida de control del Estado sobre los recursos minerales del país, la degradación ambiental y los conflictos sociales.

Explotación minera

Perú tiene una larga y rica historia minera. Desde la época preincaica hasta la actualidad, la minería ha sido un pilar fundamental de su economía y sus recursos minerales incluyen cobre, oro, plata, zinc y plomo. En 2022, Perú fue el segundo mayor productor de cobre del mundo y el sexto mayor productor de oro.

Actualmente el Estado peruano otorga concesiones mineras a empresas privadas que tienen derecho a explotar los recursos minerales durante un período de tiempo determinado. Estas concesiones suelen ser de 50 años, con la posibilidad de renovarlas por 50 años más.

Además, las empresas mineras tienen derecho a la seguridad jurídica, lo que significa que el Estado no puede modificar las leyes que regulan la actividad minera sin su consentimiento. Esta estabilidad jurídica es importante para las empresas mineras pues les permite planificar sus inversiones a largo plazo.

Efectos sociales y medioambientales

La actividad minera puede tener un impacto negativo en las comunidades locales. Entre ellos, la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas y del suelo con metales pesados y otros productos químicos, lo que afecta a la salud de las personas, la agricultura y a la ganadería.

Pero también genera problemas sociales como la prostitución, el alcoholismo y el aumento de la delincuencia en las zonas mineras. Además, la falta de diálogo entre las empresas mineras y las comunidades locales puede generar conflictos y dificultar la resolución de problemas.

Por otra parte, el Estado peruano no tiene la capacidad suficiente para fiscalizar las actividades de las empresas mineras. Esto posibilita el incumplimiento de las leyes medioambientales y sociales.

Terreno cubierto de lagunas con aguas ocres para la minería.
Minería ilegal de oro en Madre de Dios, en la frontera entre Perú y Bolivia. Ministerio de Defensa del Perú / Flickr, CC BY

Otro modelo de gestión

Para aprovechar al máximo el potencial del sector minero, Perú necesita un nuevo modelo de gestión que debe basarse en los siguientes principios:

  • El Estado debe tener un mayor control sobre los recursos minerales del país. Esto se puede lograr mediante la creación de una empresa minera estatal o mediante la participación del Estado en las empresas mineras privadas a través de la compra de acciones.
  • La minería debe realizarse de manera sostenible, protegiendo el medioambiente y los derechos de las comunidades locales. Esto se puede lograr mediante la implementación de medidas como la reforestación y el tratamiento de las aguas residuales. Las empresas mineras deben tener planes de cierre para las minas que ya no son operativas. Estos planes deben incluir medidas para la protección ambiental y la reforestación del terreno.
  • Las empresas mineras deben invertir en el desarrollo de las comunidades locales mediante la construcción de escuelas, hospitales, carreteras y otros servicios básicos. También deben mantener el diálogo para informar a los ciudadanos de sus actividades y para resolver los problemas que puedan surgir.

Conclusiones

Un modelo óptimo de gestión del sector minero permitiría al Estado peruano obtener mayores ingresos por la explotación de sus recursos minerales. Esto contribuiría al desarrollo económico del país al generar más empleos y crear nuevas oportunidades de negocio, y mejorar la calidad de vida de las comunidades locales, mediante la inversión en educación, salud y otros servicios.

De ahí la necesidad de que los actores involucrados en la actividad minera, desde el Estado pasando por las empresas concesionarias y hasta las comunidades locales, trabajen juntos para aprovechar al máximo su potencial. Pero se necesita un modelo de gestión que haga de la minería un sector económico más sostenible, responsable y equitativo.

Ernesto Leo Rossi, Docente investigador, Escuela de Posgrado Newman

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.


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