
Hoy 27 de junio, Colombia conmemora su producto insignia y rinde homenaje a más de 550 mil familias cafeteras. En Risaralda, la caficultura es identidad, motor económico y orgullo de un territorio que siembra esperanza con cada grano.
Pereira, 27 de junio de 2025.
El aroma del café en Risaralda va más allá de la tradición: es un símbolo de resistencia, dignidad y futuro. En el marco del Día Nacional del Café, el departamento se une a la conmemoración de una historia que ha marcado generaciones, impulsado la economía rural y llevado el nombre de Colombia a cada rincón del planeta.

Con más de medio siglo de historia como productor de café, Risaralda se ha posicionado como un referente de calidad, innovación y asociatividad. Desde municipios como Quinchía, Guática, Santuario y Dosquebradas, cientos de familias siembran la tierra con orgullo, convirtiendo la caficultura en su modo de vida.
El impacto del legado cafetero va más allá de la producción. En Colombia, el sector genera más de 785 mil empleos directos, cuatro veces más que el sector minero-energético y representando más de la mitad de los empleos en construcción. Según datos del Sistema de Información Cafetera (SICA), hay 557.311 productores y más de 837 mil hectáreas sembradas, lo que representa el 22% del PIB agrícola nacional.

En Risaralda, el trabajo articulado entre la Gobernación, el Comité Departamental de Cafeteros, cooperativas y asociaciones ha fortalecido la comercialización, los procesos de calidad y la competitividad de los cafés especiales. Esta apuesta por la transformación productiva ha permitido a la región incursionar con éxito en mercados internacionales que valoran el origen, la trazabilidad y las historias que acompañan cada taza.

Una historia emblemática es la de Jorge Iván Ríos, caficultor de Dosquebradas y fundador del proyecto “Café La Elda 1941” en la Serranía del Alto del Nudo. Su testimonio refleja el profundo significado del café en su vida y familia:
“El café nos dignifica, ha trascendido nuestras vidas. Hoy hacemos fermentaciones controladas, procesos naturales y lavados gracias a las capacitaciones que hemos recibido con el apoyo de la Gobernación de Risaralda. Lo que un día fue un esfuerzo, hoy es un gozo. El campo es un tesoro… y yo soy un campesino feliz”.

Desde la Gobernación de Risaralda y la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, honramos el esfuerzo incansable de nuestros caficultores risaraldenses y reafirmamos nuestro compromiso por seguir apoyando este sector, que es sinónimo de economía, identidad, cultura y desarrollo rural.
Porque detrás de cada taza de café hay una historia sembrada con amor, un hogar que depende de su cosecha y una comunidad en transformación. En Risaralda, cada grano lleva el sabor de la tierra, la fuerza del campo y el orgullo de su gente.
