La perspectiva de reducción de riesgos y daños “es fundamental, y puede comprenderse como un marco filosófico o una política pública y una serie de prácticas que están destinadas a minimizar los riesgos asociados a la salud en el consumo de sustancias psicoactivas”, afirmó este miércoles la socióloga y coordinadora del Programa en Transición de Análisis de Sustancias (P.A.S.) en el Instituto RIA, Montserrat Angulo.
En esta idea también coincidió el resto de participantes de la segunda mesa del EFE Fórum ‘Transformación de los modelos de negocio: Tendencias y cambios en industrias de consumo‘, organizada por la Agencia EFE con la colaboración de la empresa internacional Philip Morris.
El segundo debate de la jornada, celebrada en Ciudad de México, giró en torno a la necesidad de utilizar la ciencia, la regulación y las investigaciones científicas para comprender, apoyar y brindar mejores servicios y productos a los consumidores de tabaco.
Según la directora de Relaciones Científicas para la región de las Américas de Philip Morris International, Andrea Constantini, “la reducción de daños entra en juego cuando no es factible eliminar la conducta riesgosa, como por ejemplo, cuando se usan edulcorantes químicos que reemplazan al azúcar”.
Reducir el consumo
En este sentido, los dispositivos electrónicos que contienen nicotina, de acuerdo con el médico catedrático y máster en Salud Pública Internacional (MIPH), Christian Heinrich, pueden ser “utilizados como una terapia para dejar el consumo o como una alternativa de reducción de riesgo o de daños”.
Además, es crucial que los nuevos productos -como los vapeadores- que llegan al mercado cuenten con una regulación adecuada “para que el consumidor se sienta más seguro y para que los fabricantes tengan la certeza de que el producto que venden es lo que están prometiendo”, apuntó Heinrich.
“Es importante que el consumidor esté informado y es sumamente importante que los gobiernos acompañen con políticas de salud pública basadas en la ciencia y en la evidencia y no basadas en dogmas y preconceptos”, agregó Constantini.
Por otro lado, los participantes del foro resaltaron la necesidad de contar con la evidencia científica suficiente para ofrecer alternativas de consumo a los usuarios.
Más evidencia
“Necesitamos conocer a fondo las necesidades de las personas usuarias y tener alternativas basadas en evidencia científica e invitamos a que las personas usuarias se sigan informando y a los gobiernos a tomar las medidas necesarias para poder avanzar a un marco regulatorio basado en los derechos humanos”, explicó Angulo, del Instituto RIA, una organización mexicana dedicada a generar investigación de alto nivel e incidencia en políticas de drogas.
Para Heinrich, “cuanta más información y más evidencia y más se hable del tema de forma objetiva, va a ser mucho mejor para los reguladores de los productos alternativos al tabaco” ya que, según el doctor, “el gremio médico está desinformado respecto al vaper (vapeador o cigarrillo electrónico)”.
“El cigarrillo de combustión hoy día causa 8 millones de muertes al año, mientras que los productos electrónicos alternativos, con la evidencia robusta que hoy día ya tienen, pueden promover la salud pública”, concluyó Constantini.
Fuente: EFE