La inteligencia artificial (IA) debe ser ética, eficaz, que sirva para su objetivo, que guarde los datos de forma adecuada y que se fomente la seguridad y privacidad de los mismos al ser utilizados.
Así lo ha detallado este miércoles a EFE el vicerrector de Proyectos Internacionales de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Daniel Burgos, quien también ha destacado que «la IA tiene que servir a la sociedad y a la comunidad educativa» para que sea de utilidad y atienda al principio de contribución social, ya que, de lo contrario, «no sirve de mucho».
Como ejemplo de ello, la personalización del aprendizaje conlleva la inclusión, ha añadido Burgos, también catedrático de Informática.
«Todos aprendemos de una manera distinta» y tener la posibilidad de que «la IA ayude a mejorar los resultados de aprendizaje de una manera sencilla, bien de una persona o de un grupo de personas, supone un avance fantástico que estamos viendo y que podremos ver a futuro», ha incidido.
Esto forma parte de la declaración de UNIR para un uso ético de la IA en la educación superior, formada por diez principios, que han presentado el rector, José María Vázquez; y Burgos.
El vicerrector ha resaltado la importancia de que se garantice el alineamiento entre los intereses propios de proyectos científicos y esfuerzos técnicos relacionados con la IA y aquellos de la sociedad, en general, o de los sectores donde se aplique, lo que aborda el primer punto de este decálogo.
Trazable y sin sesgos
La IA también deberá carecer de sesgos por «raza, religión u otro tipo», al igual que tendrá que ser trazable, de forma que se pueda acudir siempre a la fuente de los contenidos producidos por la inteligencia artificial para evitar plagios, ha detallado.
Además, deberá prevalecer el principio de equidad, de manera que se enfatizará el uso de sistemas de IA sin ningún tipo de discriminación de usuario o público objetivo.
Ello se traduce, según figura en el decálogo, en que «todo sistema de IA generativa desarrollado o utilizado por Proeduca (grupo al que pertenece UNIR) indicará claramente su origen artificial y su trazabilidad asociada de manera inequívoca, ya sean imágenes, vídeos o textos.
También alude al principio de capacitación en la utilización de sistemas de IA a empleados, estudiantes, profesores y otros profesionales para que sigan prácticas responsables en el uso, distribución, divulgación y producción de las tecnologías y servicios basados en IA.
Este decálogo se explica, ha detallado Burgos, por el «fuerte compromiso» de la UNIR por que la IA suponga una herramienta de ayuda, que permita mejorar y guíe la acción de todas las partes que conforman UNIR y entidades y universidades del Grupo Proeduca.
La IA es un reto para UNIR
Por su parte, el rector de UNIR ha afirmado que el uso responsable de la IA es un reto para la universidad y su aplicación al aprendizaje y a la investigación, lo que preocupa a las entidades investigadoras y de enseñanza superior.
Vázquez ha destacado también la preocupación que existe en el ámbito universitario por el alcance de la IA y ha indicado que, a mediados del próximo mes de marzo, la Conferencia de Rectores ha programado una reunión en Santiago de Compostela para, entre otros asuntos, tratar esta cuestión.
Desde UNIR se considera, ha indicado, que es responsabilidad (y voluntad) de cada institución, grupo de interés, colectivo e individuo delimitar el marco de influencia de las tecnologías IA en su ámbito concreto de auditarse, si así lo desea, en la aplicación y respeto por el mismo.
Este marco puede tener forma de código de conducta, decálogo de directrices o de manifiesto y en Proeduca, como grupo centrado en el estudiante, se ha optado por este último formato, como un manual, fundamentalmente, para las siete universidades de este grupo, entidades y empresas en las que opera.
Fuente: EFE
