La precisión detrás del espectáculo: el rol del protocolo en los Juegos Nacionales

  • El grupo de protocolo cuenta con un coordinador nacional, cuatro regionales y 143 voluntarios, divididos de la siguiente manera: 21 en Valle, 38 en Caldas, 40 en Quindío, 22 en Risaralda, 13 en Bogotá y ocho en Nilo. Además, del apoyo tanto del ejército nacional, como de la policía. 


El protocolo en unos juegos multideportivos es fundamental, un trabajo silencioso que se hace detrás de bambalinas para asegurar que cada detalle esté en su lugar, desde la ceremonia inaugural hasta la clausura. Es el eje que coordina la interacción entre atletas, delegaciones, autoridades y espectadores, garantizando que el evento se desarrolle con orden, respeto y emoción.
 
Cada himno que suena y cada bandera que ondea refleja el compromiso y la precisión del equipo encargado del protocolo, que para estos I Juegos Nacionales Juveniles cuenta con cuatro coordinadores regionales, que se distribuyeron entre las ciudades de Armenia, Manizales, Pereira y en las subsedes Valle del Cauca, Nilo y Bogotá, cada uno cuenta con una persona de apoyo, un grupo de voluntarios, que en total asciende a 143, adicionalmente con el apoyo de 40 soldados femeninas del ejército nacional y 20 policías, todos siempre dispuestos a apoyar en cada momento.
 
Su labor va más allá de la logística; es un esfuerzo que combina planificación, empatía y dedicación para garantizar que cada ceremonia de premiación oficial transcurra impecablemente. “Hemos realizado un esquema de premiación bastante sencillo: salen dos voluntarios con bandejas, una con medallas y otra con las mascotas y junto a ellos sale una guía de autoridad, un guía de atletas, y, también, tenemos la colaboración del Ejército y de la Policía, que nos ayudan a ser los que portan las banderas”, precisó Carolina Castaño, coordinadora nacional de protocolo.

Este esquema de premiación, cuidadosamente diseñado, no solo asegura eficiencia y orden, sino que también aporta un toque ceremonial que enaltece el esfuerzo de los jóvenes atletas, dándoles el reconocimiento que merecen en un ambiente lleno de emoción y simbolismo. Cada detalle, desde el manejo de las medallas hasta la interacción entre los diferentes actores, está pensado para resaltar los valores del deporte y la identidad de estos I Juegos Nacionales Juveniles.
 
Además, la colaboración interinstitucional, que incluye el apoyo de las fuerzas armadas, demuestra cómo el trabajo en equipo puede fortalecer el desarrollo de eventos de gran magnitud. El protocolo, más que un conjunto de acciones programadas, es un puente entre la organización y los participantes, que convierte cada instante en una experiencia inolvidable. Estos pequeños pero significativos actos reflejan la esencia de unos juegos que celebran no solo el talento deportivo, sino también el esfuerzo colectivo de quienes hacen posible que el evento brille con excelencia.


 
 



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