Marcela Ochoa, la mamá más feliz y orgullosa de los Juegos Deportivos Nacionales Juveniles

El paranadador Sebastián Marín obtuvo con mucho esfuerzo y valentía la medalla de bronce en la prueba de relevos 4 x 100 relevos libre de los I Juegos Nacionales Juveniles.

Esta medalla ha sido la más celebrada de estas justas deportivas, su familia aún llora y sonríe al observar las fotografías y los vídeos donde este joven llega al podio con su uniforme de Risaralda y recibe el metal de bronce y un Trochi de peluche, la mascota de las justas.

“Es una emoción muy grande, lloramos mirando los vídeos, los estados, las publicaciones. Muy felices, muy agradecidos con Dios, es algo inimaginable”, manifiesta entre lágrimas la orgullosa madre Marcela Ochoa.

Y es que hasta hace unos meses todo parecía imposible; Marcela no encontraba el camino para que su hijo ingresara al mundo del deporte. Hasta que conoció al profesor Darío Muñoz en la Liga de Natación, quien le abrió las puertas para que se convirtiera en deportista en la paranatación y trabajara para representar a Risaralda.

La felicidad no parecía completa porque por la difícil enfermedad que afronta uno de sus médicos le recomendó alejarse de las piscinas. Pero Sebastián y su madre no se rindieron; este joven de 15 años, estudiante del colegio Ciudad Boquía de Pereira, siguió entrenando con mucha disciplina para cumplir su sueño de ser medallista. Fue muy juicioso y cuidadoso con las recomendaciones médicas para seguir disfrutando del deporte.

Y la mañana del 13 de noviembre, en el Complejo Acuático de Armenia cumplió su sueño: nadó con intensidad bajo un sol radiante y cuando salió del agua se encontró con la sonrisa de su mamá con la que le demostraba todo ese amor y le anunciaba que le había dado junto a sus compañeros una medalla de bronce a Risaralda en los Juegos Nacionales Juveniles.

Sebastián no es muy expresivo, pero Marcela, su dedicada madre, sabe que nunca antes había sido tan feliz; él es el orgullo de su familia y un ejemplo para muchos jóvenes para que entiendan que en la vida se deben afrontar con valentía los retos y las dificultades.

Ya la medalla y su Trochi de peluche ya lo acompañan en la habitación, todos los días observa estos elementos sinónimo de victoria y grandeza. Ahora sueña con llenar su cuarto con más medallas, mejorar sus marcas y vestirse con el verde de Risaralda.



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