Miren Gutiérrez, Universidad de Deusto y Antonia Moreno Cano, Universidad de Deusto
En la era de las plataformas digitales, el panorama del periodismo de guerra está experimentando una profunda transformación. La guerra en Ucrania no solo ha acaparado los titulares mundiales, sino que también es un terreno fértil para realizar un análisis crítico sobre quién cuenta la historia de este conflicto y cómo se cuenta.
Un estudio reciente publicado en la Revista de Comunicación profundiza en el estudio de la autoría de la cobertura de guerra, revelando un cambio en el paradigma tradicional, que se basaba en el trabajo de corresponsales y freelancers (profesionales independientes).
Este estudio está basado en el análisis de 11 268 firmas de los periódicos más leídos en España y Estados Unidos durante la primera semana del conflicto de Ucrania. Se basa en establecer las relaciones laborales entre quien firma la noticia y el medio que la publica y la determinación de qué tipo de relaciones son las más frecuentes.
Tradicionalmente, los reportajes de guerra han sido dominio de intrépidos corresponsales y periodistas independientes, que a menudo arriesgan sus vidas para ofrecer historias desde el corazón de las zonas de conflicto. Sin embargo, nuestro estudio descubre que un 65,64 % de la cobertura de la guerra en Ucrania no se generó desde primera línea sino desde redacciones de los diarios, muy alejadas de los peligros inmediatos de la guerra.
Este hallazgo desafía la creencia arraigada de que corresponsales de guerra empleados por los medios, freelancers (que ofrecen las informaciones a diferentes medios) y las agencias de noticias son las principales fuentes de noticias internacionales.
Por otro lado, el pormenorizado estudio destaca la resiliencia de las oficinas exteriores que han sobrevivido a recortes sucesivos y masivos en los medios y el importante papel que desempeñan los equipos editoriales internos en la configuración de la narrativa de la guerra.
El análisis del estudio de la relación entre autores y autoras y sus respectivos periódicos, utilizando plataformas de redes profesionales como LinkedIn y X cuando es necesario para determinar su relación laboral con los medios, proporciona una visión integral del estado actual del periodismo de guerra.
El impacto de los medios digitales en la cobertura
La llegada de Internet y la posterior polarización de los medios han creado una dicotomía entre la demanda constante de información –y a veces desinformación– y la expectativa periodística de un análisis reflexivo y basado en los hechos verificados.
A pesar de que los medios de comunicación tradicionales siguen siendo vistos como fuentes fidedignas, existe una tendencia creciente a recurrir a proveedores de información alternativos ya que la gente se informa cada vez más por plataformas como X, que diseminan todo tipo de contenidos: desde informes periodísticos serios a opiniones sesgadas sin verificar y desinformación.
La guerra en Ucrania ha puesto de relieve esta tensión, ya que la inmediatez de los medios digitales a menudo choca con el ritmo más lento y deliberado del periodismo tradicional.
Los hallazgos del estudio sugieren que, si bien las agencias de noticias y los trabajadores independientes todavía contribuyen significativamente a la cobertura de la guerra, su presencia está disminuyendo, dando paso a una producción de noticias más centralizada dentro de la seguridad de las salas de redacción.
El papel de los equipos editoriales
La revelación del estudio de que la mayor parte de la cobertura de guerra es producida por equipos editoriales dentro de las redacciones plantea interrogantes sobre la naturaleza del periodismo de guerra moderno. Sugiere que la imagen romántica del corresponsal solitario desafiando los peligros de la guerra para informar la verdad puede estar dando paso a un enfoque más colaborativo y quizás menos arriesgado en la recopilación de noticias.
Este cambio tiene implicaciones para la autenticidad y la inmediatez de los informes de guerra. Si bien los equipos editoriales pueden brindar una cobertura amplia, lo hacen a distancia, careciendo potencialmente de las perspectivas sobre el terreno que solo quienes se encuentran en medio de un conflicto pueden ofrecer.
Los hallazgos del estudio invitan a reevaluar el valor otorgado a los relatos de primera mano y la importancia de mantener una gama diversa de voces en el periodismo de guerra.
Mientras el panorama mediático sigue evolucionando, este estudio ofrece una reflexión crítica sobre el estado del periodismo de guerra.
La guerra en Ucrania sirve como estudio de caso para comprender las complejidades de informar en una época de saturación digital y polarización mediática. Los conocimientos del estudio sobre la autoría de la cobertura de guerra durante el conflicto de Ucrania revelan un panorama matizado de la industria del periodismo.
Destaca la importancia duradera de las oficinas exteriores y el papel central que desempeñan los equipos editoriales en la configuración de la percepción pública de los eventos internacionales.
Mientras el mundo lidia con el conflicto actual en Ucrania, el estudio suscita una conversación más amplia sobre el futuro del periodismo de guerra y las responsabilidades éticas de quienes informan sobre los horrores de la guerra desde lejos.
A medida que el conflicto continúa desarrollándose, el papel de los y las periodistas a la hora de sacar a la luz la verdad sigue siendo crucial como siempre, ya sea desde el frente o desde la sala de redacción.
Este artículo se ha elaborado con la colaboración de Elena Campo Saéz, estudiante de la Universidad de Deusto.
Miren Gutiérrez, Investigadora, activismo de datos, Universidad de Deusto y Antonia Moreno Cano, Investigadora Asociada en el Equipo de Investigación en Comunicación, Universidad de Deusto
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.